En muchas ocasiones, sentimos un malestar que no sabemos de dónde viene y vivimos a tanta velocidad que no tenemos ni un segundo para reflexionar sobre ello. Notamos síntomas como dolor o presión constante en el pecho, insomnio, mareos, dificultad para respirar…que mientras no desemboquen en un ataque de pánico normalizamos y terminamos viviendo con una ansiedad silenciosa que interfiere en nuestras vidas sin que, en muchas ocasiones nos demos cuenta y podemos llegar a acostumbrarnos a tolerar unos niveles tan altos que dejamos de percibirla a pesar de que vivamos con las consecuencias de dichos niveles.
¿Cómo llegamos a esta situación?
La mayoría de las veces llegamos a esta situación sin darnos cuenta. La vida nos va llevando a ir acumulando ansiedad y poco a poco vamos asumiendo más responsabilidades sin soltar las anteriores, por ejemplo, empezamos a trabajar pero continuamos haciendo cursos para mejorar profesionalmente con lo cual cada vez tenemos menos tiempo para otras actividades para descansar porque ya no solo estudiamos si no que estudiamos y trabajamos a la vez. Este tipo de situaciones las asumimos como normales porque miramos a nuestro alrededor y vemos que hay muchas personas que hacen exactamente lo mismo que nosotros.
Además de la excesiva asunción de tareas, un factor que incrementa la situación es que además de querer hacer muchas cosas las queremos hacer perfectas y eso añade presión todo lo que hacemos y, por lo tanto, angustia.
Incluso me he encontrado personas en la consulta que tenían tan asumida la ansiedad como parte de ellos y de sus vidas que no querían eliminar la ansiedad de su vida porque pensaban que era el motor de sus vidas y lo que les permitía funcionar, y me han llegado a pedir que no resolviéramos esa situación porque tenían miedo de dejar energía para hacer las cosas, ya que a veces se confunde esta con la ansiedad. Una vez trabajamos en terapia para eliminar el problema veían como mejoraban a la hora de ejecutar sus deberes diarios y además podían disfrutar de su tiempo libre sin preocupaciones
También, ideas como “esto es normal” o “le pasa a todo el mundo” hacen que vayamos dejando pasar los días sin enfrentarnos a la situación y el problema poco a poco se va haciendo más grande y , consecuentemente, más difícil de resolver.
Síntomas a los que tenemos que prestar atención
La ansiedad se manifiesta de muchas maneras, pero las más comunes en el caso que nos ocupa y que hay que tener en cuenta son los siguientes:
- Presión/dolor en pecho
Muchos pacientes que acuden a terapia comentan que sienten una fuerte presión en el pecho en la zona del esternón o un poco más abajo. En estos casos, primero hay que descartar causas físicas en la consulta del médico, y una vez hecho esto se puede comenzar a tratar el problema desde la perspectiva de la psicología con aspectos de la terapia conductal y sobre todo con terapia cognitiva
- Problemas de sueño
En el caso del sueño, pueden ocurrir varias cosas:
* Que nos cueste mucho conciliar el sueño.
* Que nos despertemos varías veces durante la noche.
* Que durmamos toda la noche pero nos levantemos cansados porque no hemos dormido bien
Estos son signos de que tenemos un exceso de preocupaciones que incrementan nuestros niveles ansiógenos y es otra de las variables que hemos de tener en cuenta si nos estamos planteando que hay algo que no está funcionando en nosotros.
- Pérdidas de memoria
En este apartado podemos incluir tanto la pérdida de objetos, el no acordarse de palabras, olvidarse de hacer tareas.. que son situaciones que cuando nos ocurren con cierta frecuencia pueden llegar a asustarnos y además, pueden ser signos de que estamos sufriendo unos altos niveles de estrés
En algunos casos más extremos hay pacientes que me han contado que
de pronto se han dado cuenta de que no sabían donde estaban y no eran capaces de reconocer el lugar a pesar de encontrarse en un lugar de su barrio que frecuentaban habitualmente. En este tipo de casos ya estamos hablando de ataques de pánico que son casos extremos de ansiedad.
- Mareos, falta de aíre, taquicardias
Este tipo de síntomas físicos también son muy habituales cuando tenemos altos de niveles de estrés o angustia, en la mayoría de los casos no son graves pero sí que son molestos para el desarrollo de nuestras tareas cotidianas.
¿Qué podemos frente a la ansiedad?
Una de las primeras medidas conductuales que podemos poner en marcha para reducir los niveles de ansiedad es hacer ejercicio físico de una manera casi diaria. Salir a correr, que es algo que a mucha gente no nos apasiona, es una actividad que ayuda a reducir los niveles de ansiedad general de una manera rápida y eficaz. Hay que empezar poco a poco, sobre todo aquellas personas que no estén acostumbradas a practicar deporte, pero finalmente con llegar a unos 30 minutos de carrera media podemos conseguir muy buenos resultados.
Según mi experiencia, en el caso del dolor o presión en el pecho una gran parte de los pacientes que se animan a correr manifiestan que consiguen que desparezca
La otra medida, desde mi perspectiva básica, es practicar algún tipo de técnica de relajación para aprender a controlar los picos de ansiedad que nos pueden ir surgiendo. En terapia aprendemos a dominar las técnicas de relajación y a cómo hemos de ponerlas en práctica en los momentos que las necesitamos.
La combinación de estas dos actividades ayuda a reducir de manera significativa los niveles de ansiedad.
En segundo lugar, entra la terapia cognitiva en la cual aprendemos a interpretar las situaciones de una manera más objetiva de forma que frente a un mismo acontecimiento pensemos de otra forma y no se nos dispare la ansiedad. Esto es un trabajo de los pensamientos más profundo que hace que los cambios generados por las técnicas conductuales se mantengan en el tiempo.
Para terminar…
Hemos de tener en cuenta que nuestros ritmos de vida y nuestra manera de afrontarlos hacen que vayamos acumulando una ansiedad silenciosa que muchas veces no somos capaces de percibir y por ello, es importante que nos fijemos en aquellos síntomas que no nos dejan desarrollar nuestra vida normalmente. Hay acciones que podemos poner en marcha para reducir la ansiedad pero si ves que te es muy complicado ponerte a ello y necesitas apoyo, o quieres hacer un trabajo cognitivo más profundo para hacer desaparecer tu problema podemos hablar y comenzar a trabajar en ello para conseguir tu objetivo de tener una vida mejor.



